La experiencia de ser au pair

Tienes 18, 25 o incluso 30 años. Quieres ver mundo, vivir una experiencia internacional que seguro te marcará antes de continuar con tu camino. Y el único condicionante es el precio de la aventura. Si le sumas tu pasión por los niños, es muy probable que te decidas (si no lo has hecho ya) por lo mismo que Esther, Heather, Janika o Rode: trabajar de au pair en el extranjero.

Esta nueva tendencia es bidireccional: familias que necesitan una niñera a jornada completa a un precio asequible y personas que quieren sumergirse en una nueva cultura con alojamiento incluido. Agencias de au pairs y páginas web ponen en contacto a estos dos perfiles, y las condiciones de trabajo, reguladas por diferentes leyes según el país, se negocian individualmente. “Pero solo tenemos un contrato oral, nunca firmé ningún papel”, comenta Esther, que fue au pair en Irlanda en verano del 2011. “Por eso en la agencia me aconsejaron no involucrarme con las tareas más de lo necesario. Si no la familia se acostumbra y acabas trabajando más de lo acordado”.

Esther

Esther en el castillo de Malahide, Irlanda

La motivación principal de muchos au pairs es hacer un año sabático, aprender mejor la lengua del país o posponer el inevitable momento de decidir qué hacer con tu vida. Pero pasar de un ideal a vivir el día a día con los pequeños es muy diferente, no todo el mundo está hecho para ello. “Se necesita mucha paciencia y ser algo independiente, ya que cuando llegas no conoces a nadie”, explica Janika, que fue también au pair en 2011. Para otras personas como Heather, el hecho de dejar EE.UU durante un año le supuso un plus para sus estudios de educación y desarrollo infantil: “Después me fui de Alemania con un profundo amor por la cultura e historia alemana. Y con un limitado, pero funcional, conocimiento de la lengua”.

Heather

Heather en Múnich

Las condiciones de trabajo son diferentes dependiendo de la familia, y es decisión de los au pairs aceptarlas. Rode, que marchó de su Brasil natal para trabajar en Europa, vivió experiencias dispares: “La última familia con la que estuve me ayudó y apoyó en todo, y me trató como un miembro más. Pero no tuve una buena experiencia con la primera con la que trabajé. Me pedían que limpiase y me pagaban muy poco”.

Rode

Rode en Irlanda

Dejando de banda la subjetiva suerte de cada uno, es común que grupos de au pairs se junten para llevar a sus pequeños a pasear o al parque. Como consecuencia, los buenos momentos y las anécdotas son parte de su rutina: “Los padres de los niños que cuidaba les decían siempre que me tenían que obedecer porque era la jefa”, recuerda Esther entre risas. “Un día, en el parque, uno de ellos chilló mi nombre y mientras acudía una mujer se le acercó y le preguntó “¿quién es Esther?”. Entonces para mi sorpresa el niño le contestó: la jefa. Me puse roja”, admite.

Janika

Janika en los acantilados de Moher, Irlanda

A otras como Heather, vivir con una familia le supuso un reto personal en otros aspectos: “Tenía 23 años y me fue difícil ceder parte de mi libertad a mi madre de acogida. Hacía años que ya no vivía con mi propia madre”. Aunque a veces chocaban sus personalidades, el buen trato que tenía con los niños le compensaba ese contratiempo. Por su parte, Rode destaca el aspecto cultural de su estancia: “Aprendí más sobre una nueva cultura y su lengua”.

Pero, ¿cómo valoran nuestras au pairs esta aventura? “Fue una gran experiencia”, responde rotundamente Janika. “Y ahora tengo una segunda familia irlandesa”, añade Rode. Todas coinciden en que los buenos momentos superan con creces a los malos, tanto a nivel profesional como personal. “Me sirvió mucho para madurar. Descubrí un país precioso al que tengo que volver y mejoré mi inglés”, explica Esther. Heather, por su parte, concluye: “Es una experiencia que se vive solo una vez en la vida y valió la pena cada pedacito de añoranza, frustración y malentendidos culturales”.

Autor

Miriam Vázquez (España)

Estudia / Trabaja: Periodismo y Ciencias Políticas y de la Administración

Habla: español, catalán, inglés, algo de francés y alemán

Europa es… un lugar único donde convive gente de diferentes culturas, idiomas y puntos de vista

Twitter: @mirabroad

Author: mariana

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